Millones para ideología de género y nada para pobreza energética
El pasado 8 de marzo el Gobierno socialcomunista de España aprobó el nuevo Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, dotándolo con 20.319 millones de euros. Lo anunció la madre de los hijos de Pablo Iglesias y sólo por eso, ministra de Igualdad, en una entrevista en TVE en la que dijo que “es un plan muy ambicioso que marca la hoja de ruta política del Gobierno y del conjunto de las administraciones para conquistar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres, para acabar con la discriminación, para acabar con el machismo en todos los ámbitos de nuestra sociedad, desde el empleo, las tareas de cuidados, los medios de comunicación y el conjunto de las instituciones”. Ideología de género pura y dura.
Añadió también que “tiene una dotación que es cuatro veces superior a la del anterior plan, 20.319 millones de euros” así como que “estamos muy orgullosas del trabajo que hemos podido hacer para conseguir esa enorme dotación presupuestaria para un plan que habla de acabar con todas violencias contra las mujeres, de una economía para la vida donde las mujeres no lleven sobre sus hombros todas las tareas de cuidados, limpiar los baños, hacer la compra, hacer la comida, cuidar a otras personas, donde las mujeres también tengan tiempo para vivir y donde las administraciones nos hacemos cargo de todas esas tareas”. Pensarán mandar un funcionario a planchar a casa como la guardaespaldas que le hacía a ella la compra y le calentaba el coche. Pero a Podemos esa “enorme dotación” neofeminista no le pareció suficiente, porque tres días después de aprobarse presentó una solicitud de ampliación para proteger “los derechos sexuales” femeninos que se están viendo afectados por el “cambio climático”.
Lo cierto es que, desde que Irene Montero es ministra, las estadísticas demuestran que la violencia contra las mujeres no se ha reducido, sino que las violaciones han aumentado un 34%. España tiene una tasa de paro femenino un 26% superior a la de los hombres, con 600.000 mujeres más que hombres en paro, habiéndonos convertido en el país de la UE donde más creció el desempleo entre las mujeres, con tres Comunidades gobernadas por los socialistas con un 100% de paro entre las mujeres jóvenes. Mientras Irene Montero gasta 1,5 millones de euros en pagar a tantas enchufadas que ha tenido que ampliar la sede de su ministerio, porque ya no le caben.
Este domingo, en la Conferencia de Presidentes celebrada en La Palma, Isabel Díaz Ayuso pidió al Gobierno “redirigir” estos más de 20.000 millones destinados a ideología de género para “ayudar a las familias” a paliar la subida de precios de la energía. A lo que la ministra contestó de forma ridícula en redes sociales preguntándose “¿Cuál de todas estas políticas dejaría de financiar Ayuso?” y dando a elegir entre “permisos de maternidad y paternidad, escuelas infantiles 0-3, Plan Corresponsables para la conciliación, acabar con la brecha salarial, incentivar la contratación, lucha contra las violencias machistas”.
El chiste se cuenta solo. Los permisos de maternidad los paga la Seguridad Social, existen desde mucho antes de nacer Irene Montero y fue Rajoy el que aumentó el de paternidad de 15 a 28 días. El primer ciclo de escuelas infantiles depende del Ministerio de Educación y el segundo de las Comunidades Autónomas. La primera ley sobre conciliación la aprobó José María Aznar cuando Irene Montero tenía 11 añitos. Y sobre las condiciones laborales de las mujeres españolas y la violencia contra las mujeres, ya hemos visto los nefastos resultados del Gobierno, del que forma parte Irene Montero.
La realidad es que Irene Montero se ha gastado millones de euros en subvenciones sin control, en charlas sobre “el machismo en la prehistoria”, la “opresión del color rosa sobre las niñas”, “la cosificación de la mujer en las series españolas”, “el machismo en los algoritmos”, “el ecofeminismo”, “las personas no binarias” o “el machismo en el Covid-19”. Nos ha hecho gastar muchísimo dinero en pintar la bandera LGTBI en las furgonetas y buzones de Correos o en los bancos de las plazas, en ponerle falda al muñeco de los semáforos, en subvencionar a los titiriteros de la ceja o en reeducar a los machistas sindicalistas. Con la inflación que ha provocado la mala gestión del Gobierno y los precios de la luz y los combustibles disparados, dedicar ahora otros 20.319 millones de euros al adoctrinamiento neofeminista y la ideología de género en vez de a la pobreza energética es una locura que sólo se le puede ocurrir a alguien que no esté bien de la cabeza.